miércoles, 3 de junio de 2009

Auguste Comte


Auguste Comte, cuyo nombre completo es Isidore Marie Auguste François Xavier Comte (Montpellier, Francia, 19 de enero de 1798 - † París, 5 de septiembre de 1857). Se le considera creador del positivismo y de la disciplina de la sociología aunque hay varios sociólogos que sólo le atribuyen haberle puesto el nombre.


La filosofía de Comte entronca con la revuelta moderna contra los antiguos que inició Francis Bacon y extendió L'Encyclopédie francesa y que consistió, a grandes rasgos, en la asunción de la razón y la ciencia como únicas guías de la humanidad capaces de instaurar el orden social sin apelar a oscurantismos teológicos o metafísicos.
La evidente intención de reforma social de su filosofía se adhiere, sin embargo, a una postura conservadora y contrarrevolucionaria en claro enfrentamiento con las propuestas ilustradas de
Voltaire y Rousseau.
Tomando como trasfondo la
Revolución Francesa, Comte acusa a estos dos autores de generar utopías metafísicas irresponsables e incapaces de otorgar un orden social y moral a la humanidad.
Los problemas sociales y morales han de ser analizados desde una perspectiva científica positiva que se fundamente en la observación empírica de los fenómenos y que permita descubrir y explicar el comportamiento de las cosas en términos de leyes universales susceptibles de ser utilizadas en provecho de la humanidad.
Comte afirma que únicamente la ciencia positiva o
positivismo podrá hallar las leyes que gobiernan no sólo la naturaleza, sino nuestra propia historia social, entendida como la sucesión y el progreso de determinados momentos históricos llamados estados sociales.

La ley de los tres estados y la idea de progreso;
La humanidad en su conjunto y el individuo como parte constitutiva, está determinado a pasar por tres estados sociales diferentes que se corresponden con distintos grados de desarrollo intelectual: el estado teológico o ficticio, el estado metafísico o abstracto y el estado científico o
positivo. Este tránsito de un estado a otro constituye una ley del progreso de la sociedad, necesaria y universal porque emana de la naturaleza propia del espíritu humano. Según dicha ley, en el estado teológico el hombre busca las causas últimas y explicativas de la naturaleza en fuerzas sobrenaturales o divinas, primero a través del fetichismo y, más tarde, del politeísmo y el monoteísmo. A este tipo de conocimientos le corresponde una sociedad de tipo militar sustentada en las ideas de autoridad y jerarquía. En el estado metafísico se cuestiona la racionalidad teológica y lo sobrenatural es reemplazado por entidades abstractas radicadas en las cosas mismas (formas, esencias, etc.) que explican su por qué y determinan su naturaleza. La sociedad de los legistas es propia de este estado que es considerado por Comte como una época de tránsito entre la infancia del espíritu y su madurez, correspondiente ya al estado positivo. En este estado el hombre no busca saber qué son las cosas, sino que mediante la experiencia y la observación trata de explicar cómo se comportan, describiéndolas fenoménicamente e intentando deducir sus leyes generales, útiles para prever, controlar y dominar la naturaleza (y la sociedad) en provecho de la humanidad. A este estado de conocimientos le corresponde la sociedad industrial, capitaneada por científicos y sabios expertos que asegurarán el orden social.
Finalmente, cabe destacar la propuesta que hizo Comte de un
calendario humanista donde cada uno de los meses y de los días representaba la conmemoración de un personaje histórico. Este calendario se conoce también como el "Calendario positivista".

Características de la filosofía positiva;
La
Filosofía Positiva como tipo de conocimiento propio del último de los tres estados de la sociedad según la ley de los tres estados, se define por oposición a la filosofía negativa y crítica de Rousseau y Voltaire (postura a la que Comte atribuye los males de la anarquía y la inseguridad social que caracterizan al período post-revolucionario).
El término positivo hace referencia a lo real, es decir, lo fenoménico dado al sujeto. Lo real se opone a todo tipo de esencialismo, desechando la búsqueda de propiedades ocultas, características de los dos primeros estados. Lo positivo tiene como características el ser útil, cierto, preciso, constructivo y relativo (no relativista) en el sentido de no aceptar ningún
determinismo absoluto a priori.
Se podría afirmar también que la filosofía positivista lo que hace es basar su conocimiento en lo positivo, o sea en lo real, dejando a un lado las teorías abstractas como la del
fenomenalismo kantiano, al considerarlas como metafísicas.
Comte plantea tres estados del conocimiento humano: un estado teológico, un estado metafisico (
concreto / abstracto) y un estado positivo, el más deseado y al que en teoría deberían tender los dos anteriores, ya que basa el logro del conocimiento en la razón aplicada.
En fin, lo que busca la
Filosofía Positiva de Augusto Comte es una reorganización social, política y económica en el contexto de la Revolución Industrial.
Asimismo, y como suele suceder con los
Sistemas Filosóficos de cierta influencia, las ideas de Comte pasan a ser objeto de nuevos enfoques, dando pie a nuevas concepciones epistemológicas, representadas por autores tan diversos como interesantes Klimovsky, Mary, Karl Popper, Bachelard, etc., que lo mismo critican, describen y dictan normas de cómo debe ser aplicada la Filosofía Positiva.

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